METABOLISMO, SALUD Y PESO: el «handicap» hormonal.

Existe una apasionante relación entre la fisiología de nuestro cuerpo, nuestro estilo de vida y las necesidades hormonales cambiantes que las mujeres tenemos a lo largo del tiempo.

 

Los desafíos de la optimización hormonal

Cada persona es diferente, por eso, la salud hormonal también requiere mucha individualización y modificación de hábitos: lo que esa mujer hace más allá de la consulta, las analíticas o la suplementación/medicación que toma.

Entre todo ello, hay algunas cosas que pueden ser ampliamente beneficiosas cuando se consideran síntomas específicos de la fase cíclica y la perimenopausia.

 

Insulina y Aumento de Peso

El aumento de peso no deseado y la hinchazón son dos de las quejas hormonales más comunes entre las mujeres. El aumento de peso a largo plazo se convierte en una preocupación especial entre las mujeres que comienzan a acercarse a la transición hormonal de la perimenopausia.

Y es precisamente aquí, donde los estados cercanos a la resistencia a la insulina suelen estar en el centro del eje hormonal. Muchas veces, cuando las personas tienen problemas metabólicos, tienen un estado tipo resistencia a la insulina, lo que significa que sus cuerpos no están utilizando la glucosa de la mejor manera y esto, en las mujeres, se puede ver favorecido por la bajada progresiva de estrógenos.

Cuando funciona correctamente, la insulina ayuda a que la glucosa se almacene en los músculos, el hígado y las células grasas. Pero la resistencia a la insulina y sus estados precursores resultan en un almacenamiento incorrecto de glucosa, causando un aumento de tejido graso no deseado. Esto además, suele ser particularmente notable alrededor del abdomen, lo que se conoce como grasa central o visceral (algo que refieren muchas mujeres cuando llegan o pasan de los 40 años; pese a que en la báscula su peso pueda ser el mismo, notan que ahora tienen grasa donde antes no la había, lo que se conoce popularmente como «michelín»).

 

La resistencia a la insulina ocurre cuando tu organismo ya no está receptivo a la hormona insulina. Esto proviene de elevaciones continuadas de azúcar en la sangre, por encima del nivel que somos capaces de gestionar. Incluso sin un cambio dietético, esto puede comenzar a ocurrir alrededor de la perimenopausia, ya que el cambio hormonal puede contribuir a esta mayor resistencia a la insulina y una peor gestión de los carbohidratos, sobre todo los simples (azúcares) y de repente se elevan los niveles de azúcar en sangre más que en el pasado.

 

 

Factores de estilo de vida para optimizar el azúcar en la sangre

 

Dieta

Una comida armoniosa en nutrientes y calidad, en general, es la mejor manera de fluir en este periodo. No creo que deba ser restrictiva, al revés; una alimentación más rica en plantas siempre será mejor, con menos productos procesados de baja calidad. La proteína también es una parte muy importante para crear los almacenes de músculo para la utilización de glucosa.

Por eso, enfocarte en aumentar tu consumo de proteínas, fibra vegetal y verduras de hoja verde alcalinizantes es mucho más eficiente, útil y desde luego sostenible, que enfatizar lo que debes restringir. 

Aunque, por supuesto,  ser consciente de reservar los dulces y azúcares de mala calidad, el alcohol y los procesados para ocasiones menos frecuentes,  también puede ayudar a reducir los picos de azúcar en la sangre.

 

Ejercicio

Podemos mantener la homeostasis de la glucosa usando nuestros músculos porque los músculos son el órgano principal que va a absorber la glucosa.

Ciertos tipos de ejercicio (amoldándolos a tu gusto y posibilidades) alternando (sin presiones) cardio y fuerza, pueden absolutamente ayudar con esto.

 

Reducción del Estrés

Como siempre, también hay una conexión directa entre este intrincado hormonal y el estrés. La disrupción de las hormonas puede venir a través de los niveles de estrés y la inflamación, y las dietas de alto índice glucémico crean inflamación en el cuerpo.

Personalmente enfatizo en la reducción del estrés con mis pacientes, abogando a favor de aprender herramientas para inducir la respuesta de relajación, como la atención plena, el yoga, la respiración o caminar en la naturaleza. La atención plena no es solo una moda. Realmente existe la capacidad de que las personas aprendan a utilizar la energía de su cerebro y a calmar su mente. Tenemos tantos estímulos durante el día, con información que nos llega a toda velocidad, que a veces necesitamos desconectarnos un poco para permitir que nuestro cerebro se recupere.

 

Disruptores Endocrinos

Hay disruptores invisibles del equilibrio hormonal que nos afectan de maneras inesperadas. Ciertos plásticos, como el recipiente de plástico que usas para calentar las sobras o la botella de agua de plástico de la que bebes. También hay disruptores endocrinos en nuestros productos de belleza, especialmente en aquellos que ponemos en la piel y se absorben (desodorante, cremas de cuerpo y cara…)

La exposición a estos disruptores endocrinos es como una coctelera donde por diferentes vías van entrando (aire, alimentos, piel) No todos ellos los vamos a poder controlar, especialmente aquellos relacionados con la contaminación medioambiental y la polución, por desgracia, y en esto yo suelo recomendar ser precavidas sin alarmarnos ni obsesionarnos, porque habitamos en este planeta y un exceso de estrés con relación a esto tampoco nos ayudaría.

 

El Cambio Comienza con la Intención

Lo primero es lo primero, es importante encontrar a una profesional  de la salud integradora que trabaje contigo durante este proceso.

Teniendo en cuenta que el bienestar es una práctica, lo importante es es dar cada paso cada día, mejorar aquello que has detectado que no te hace bien, sin juzgarte, sólo hacer ensayo-error, como un juego.