CUIDADO DE LA PIEL A PARTIR DE LOS 35 AÑOS
LA PIEL, ESE ÓRGANO VISIBLE
A menudo olvidamos que la piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, con su propio mecanismo fisiológico, en constante interacción con los sistemas y sustancias del organismo.
Por lo tanto, todo lo que hagamos en favor de nuestra salud global se verá reflejado también en la salud y la apariencia de nuestra piel.
Entenderla y conocer sus necesidades nos será de gran ayuda, en especial a partir de los 35 años más o menos (aunque la disminución y menor producción de colágeno y elastina como sustentos de nuestro tejido comienza ya a partir de los 25 años) donde prestar atención a su cuidado se vuelve imprescindible para un envejecimiento de la piel saludable y de calidad.
Cambios en la piel a partir de los 35 años
Con el paso del tiempo, la capacidad de reparación y renovación de la piel disminuye. Los fibroblastos, responsables de producir colágeno y elastina —moléculas clave para la elasticidad y firmeza—, pierden funcionalidad, y este proceso empieza alrededor de los 25 años. Durante la juventud, la genética juega un papel determinante en el aspecto de nuestra piel; sin embargo, a partir de cierta edad, los hábitos de vida y la alimentación comienzan a ser más importantes para mantener una piel sana y radiante.
Factores que contribuyen al envejecimiento de la piel
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Cronoenvejecimiento
El envejecimiento cronológico es inevitable y está directamente relacionado con el paso del tiempo. Es importante encontrar un equilibrio entre el cuidado consciente de la piel y la aceptación de las huellas que la vida deja en nuestro rostro, lo que nos permite madurar con plenitud y serenidad.
2. Fotoenvejecimiento
El sol es necesario para nuestra salud, pero la exposición excesiva sin protección acelera el envejecimiento de la piel. La radiación ultravioleta es responsable de manchas, pérdida de elasticidad y, en casos graves, enfermedades de la piel. El uso diario de protector solar es fundamental para prevenir este tipo de daños.
3. Hormonas
Los estrógenos, esenciales en la producción de colágeno y elastina, comienzan a disminuir con el tiempo, lo que afecta directamente la firmeza, elasticidad e hidratación de la piel. Este descenso hormonal es uno de los principales responsables de la pérdida de estructura en la piel con el paso de los años.
Factores que influyen en la salud de la piel
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Exposoma
El 70% del estado de nuestra piel depende del exposoma, que se refiere a los factores externos a los que estamos expuestos, como la radiación solar, una mala alimentación, el tabaco, el alcohol y la falta de sueño. Todos estos factores generan oxidación y dañan la piel, acelerando su envejecimiento.
Se estima que en la etapa de juventud, la mayor parte del estado de nuestra piel viene determinada por la genética, mientras que, a partir de los 35-40 años en adelante, será nuestro estilo de vida, rutinas y hábitos (el exposoma) quien determine con mayor influencia, cómo lucirá nuestra piel. El autocuidado se impondrá frente a los genes (algo a tener muy en cuenta).
2. Dermobioma
Nuestra piel cuenta con una barrera protectora formada por microorganismos y bacterias que se encargan de protegernos frente a agentes externos. Se trata de una microbiota, igual que la intestinal, con la que ya empezamos a estar más familiarizados. BIen, pues a su vez, entre estos dos ecosistemas de microorganismos existe comunicación y la salud o mal estado de la una, impactará en el estado de la otra y viceversa. Por eso, se ha comenzado ya a hablar también del eje intestino-piel.
Mantener un dermobioma/microbioma saludable, diverso y abiótico (en equilibrio) es crucial para la integridad y defensa de la piel y del buen funcionamiento del sistema inmune.
3. Genética
Aunque la genética solo representa el 20% del estado de la piel a partir de la edad media, como ya hemos comentado, es un factor relevante.
Está claro, que de forma natural, hay personas que tienen una piel más tersa, luminosa y agradecida al paso del tiempo, sin embargo, el enfoque consciente en el autocuidado puede contrarrestar gran parte de los efectos genéticos no favorables que podamos traer “de fábrica”.
Tratamiento consciente para el cuidado de la piel
Un enfoque holístico y consciente para cuidar la piel debe basarse en los siguientes pilares:
- Nutrición: Los nutrientes adecuados son los “ladrillos” que forman una piel sana. Incorporar alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas y minerales es esencial.
- Ejercicio: La actividad física mejora la circulación y la oxigenación, lo que favorece la renovación celular y la elasticidad de la piel.
- Descanso: Dormir adecuadamente permite que el cuerpo y la piel se regeneren. Durante la noche, la piel lleva a cabo procesos de reparación fundamentales para su salud.
- Estrés: El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, lo que acelera el envejecimiento y afecta negativamente la piel. Practicar técnicas de manejo del estrés es clave para mantener el equilibrio y la salud cutánea.
Coadyuvantes para potenciar el cuidado
Además de los pilares mencionados, existen suplementos y cosméticos que pueden ayudar a mejorar el aspecto de la piel a partir de los 35 años:
- Suplementos: Añadir y complementar a nuestra alimentación nutritiva y saludable algunos complementos de forma individualizada a nuestras necesidades puede ser muy interesante a partir de esta edad. Suplementos de vitamina C, colágeno, zinc, omega-3 y probióticos, pueden favorecer la salud de la piel desde el interior.
- Cosmética cualificada: Una rutina facial sencilla, pero eficaz es, sin duda, el complemento necesario a un buen estilo de vida y alimentación. Aunque se trate de una práctica externa, el uso de cosmética de calidad, adecuada, bien formulada y cualificada, será determinante para la evolución de nuestra piel con el paso del tiempo. Digamos que, cuando tienes 20 te puedes lavar la piel con jabón “de lagarto” si te apetece y poco se resentirá (las cosas que tiene el desbordar colágeno de juventud), pero a partir de la década de los 30 y más aún de los 40, cuida tus cosméticos.
Si bien no hace falta gastarse una fortuna, optimiza los productos si no quieres invertir mucho dinero, resúmelos a los indispensables, pero aquellos que uses que sean de calidad. Limpiar, detoxificar, tratar y proteger son 4 fases muy sencillas que en apenas un par de minutos pueden estar hechas y que no deben faltar en una rutina diaria.
Los productos que contienen antioxidantes, vitamina C, ácido hialurónico, retinal, y aquellos que ofrecen hidratación y lípidos son excelentes aliados para mantener una piel joven y firme.
Conclusión
El cuidado de la piel después de los 35 años debe enfocarse en un tratamiento global que no solo considere la estética, sino también la salud integral. Mantener hábitos saludables, elegir productos adecuados y prestar atención a los factores externos e internos, permitirá que tu piel luzca saludable y radiante, reflejando un equilibrio entre la edad, la experiencia y el bienestar.